Clima semi-desértico, con no más de 250mm de lluvia anual, con los Andes como marco a las hileras de viñedos: es aquí, en la provincia de Mendoza, corazón de Argentina, donde el Malbec desde hace 150 años encontró su hogar ideal, luego de haber sido traído a América desde Cahors, su pueblo de origen en Francia. Con su preferencia por las noches frías, su necesidad de sol y calor y su gran adaptabilidad a las zonas áridas con una marcada amplitud térmica ente día y noche, el Malbec parece ser la variedad de uva ideal para las áreas semi-deserticas de Mendoza, a las que no sólo se adaptó sino que en ellas creció con continuidad hasta convertirse en el símbolo de la vitivinicultura argentina. Hoy el Malbec pertenece a Argentina, como el Shiraz a Australia, el Pinot a la Borgoña y el Sangiovese a Italia.
Sobre la capacidad del Malbec de expresarse de manera inconfundible y su aptitud para una crianza prolongada, hay opiniones encontradas entre los enólogos mas respetados tanto nacional como internacionalmente. Hay quienes dicen que es muy bueno para jugar en equipo pero que no alcanza a tener las dotes necesarias para llegar a ser una estrella, y también quienes creen que es ilusorio pensar en el Malbec como un vino de guarda. Frente a esta disyuntiva, en Argentina existe el convencimiento de que el Malbec tiene las cualidades de protagonista con características ideales para la crianza. Consustanciados con esta creencia, hay algunos referentes de la producción de uvas y vino en Argentina que han tomado al Malbec como base de su estrategia de desarrollo empresario. Tal es el caso de Tempus Alba, una pequeña bodega de conducción familiar, con sus orígenes en Sicilia y con presencia en la industria vitivinícola argentina desde hace ya cinco generaciones, la que para potenciar al máximo la genética del Malbec viene trabajando desde hace diez años en la identificación y selección de sus propios clones y en la multiplicación “in vitro” de los mismos.
SELECCIÓN DE CLONES COMO ESTRATEGIA DE MARKETING
Aldo Biondolillo, Director General de la empresa cuenta que en Tempus Alba han decidido especializarse en Malbec pero no por ello han dejado de producir otras variedades de gran renombre internacional. Así en sus más de 110 hectáreas implantadas con viñedos en las departamentos privilegiados de Maipú, Luján de Cuyo y Tupungato, en la provincia de Mendoza, producen Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Bonarda, Sangiovese, Tempranillo y naturalmente Malbec. Desde hace muy poco tiempo sus etiquetas han comenzado a hacer referencia a la localidad de Anchoris. Esta es una pequeña población ubicada sobre la Ruta Nacional No. 40, a 50 kilómetros al Sur de la ciudad de Mendoza, donde las uvas tintas parecen haber encontrado un microclima y una composición de suelo ideal para su máxima expresión varietal. También producen uvas blancas de las variedades Semillón, Sauvignon Blanc y Chardonnay las que no son elaboradas en la bodega familiar, sino vendidas a otras bodegas en el mercado local de uvas para vinificar. En el año 1998, cinco años antes de construir la nueva bodega de la familia, la empresa comenzó un ambicioso programa de selección clonal de la variedad Malbec, utilizando métodos clásicos que no involucran ningún tipo de manipulación genética, aunque sí una novedosa técnica de multiplicación “in vitro”, con la convicción de que esta variedad tiene una enorme riqueza genética expresada en cientos de clones, que no había sido explotada hasta aquel momento de acuerdo a su potencial. También se perseguía el máximo de diferenciación intra-varietal para una posterior de diferenciación del producto en el mercado. Con sus propias palabras el Dr. Biondolillo expresaba: “El objetivo inicial de nuestro trabajo era obtener el máximo de la diversidad expresiva que el Malbec puede ofrecer. Básicamente, buscábamos clones superiores para poder diferenciar lo más posible nuestro varietal del vino Malbec promedio que Argentina exporta a los mercados del mundo”. Y sobre la importancia de la diferenciación del producto, nos decía “Para nosotros es fundamental, a punto tal que se ha convertido en un factor estratégico para el crecimiento y desarrollo sustentable de nuestra actividad empresaria”. Adquiere especial relevancia en paises como Argentina donde la presión competitiva de las grandes empresas internacionales es muy elevada. “Cada pequeña empresa debe tratar de ser única y operar en nichos de mercado desarrollados en base a la calidad y a la diferenciación del producto – dice Aldo Biondolillo – es la única forma para mantenerse sustentablemente en el mercado”. Y para Tempus Alba, la tipicidad y unicidad se llama selección clonal del Malbec.
EL CLON JUSTO POR SOBRE TODAS LAS COSAS
En el caso del Malbec no son únicamente las características generales del varietal las que determinan la calidad del vino, también las virtudes enológicas de cada clon. Mientras hoy muchos ya saben que el empleo de clones es crítico para obtener buenos resultados con un determinado varietal, hace diez años atrás el argumento de la selección clonal del Malbec era todavía un terreno inexplorado. La intuición y el esfuerzo de los Biondolillo en Tempus Alba, que se abocaron en Tempus Alba a la identificación, evaluación, selección y multiplicación de clones superiores de Malbec convierte a la bodega, en cierta manera, en pionera en la profundización de dicha área del conocimiento. “Como base de partida para este ambicioso programa de tamizado genético contamos con aproximadamente 7.400 plantas implantadas en un predio de 2,6 hectáreas aledaño al sitio en el que años mas tarde se construiría la bodega, obtenidas de las mejores zonas de la provincia de Mendoza con especial aptitud para el cultivo de Malbec. De esa manera se buscaba recolectar plantas y hacer una colección lo mas representativa posible de las diferentes expresiones del Malbec en Mendoza”. En relación a la metodología de trabaja, Aldo Biondolillo explica: “En una primera etapa dicho tamizado se realizó tomando en consideración características morfológicas de apreciación visual tales como largo y diámetro de brotes; susceptibilidad al corrimiento (millerandage); distribución, tamaño y peso de racimos; tamaño y peso de bayas; vigor, rendimientos en kilos por planta, etc. Los valores relevados fueron analizados comparativamente con las características varietales del Malbec descriptas en los estudios ampelográficos realizados hace mas de 20 años por especialistas en viticultura de Mendoza”.
Con el material de poda de dichos ejemplares se obtuvieron nuevas plantas, las que en el año 2004 fueron implantadas de manera sectorizada en la misma finca La Alborada, quedando así conformado el block de plantas madre de la empresa.
Desde el ciclo productivo 2007/8 durante tres campañas consecutivas, y gracias al aporte no reembolsable recibido del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR), la empresa pudo contratar como consultores externos a tres prestigiosos profesionales del ámbito de la investigación quienes colaboraron en la evaluación cualitativa del potencial enológico de dichas plantas madre, a las que se les hizo un seguimiento de su comportamiento agronómico, cata de uvas, análisis físico-químicos de las uvas, cálculo del índice de madurez y calidad enológica (IMCE), micro-vinificaciones y cata a ciega de los vinos micro-vinificados.
A modo de síntesis, Aldo Biondolillo comenta: “Durante los últimos tres años cada uno de nuestros clones, producidos en vitro por micropropagación en nuestro pequeño laboratorio biotecnológico, fue objeto de un riguroso análisis cualitativo basado en evaluaciones sensoriales, análisis químico-físicos de las uvas y micro-vinificaciones de las mismas. Cada clon ha sido de esta manera clasificado en todos sus aspectos”. En base a estas evaluaciones se hizo un nuevo tamizado y de las 589 plantas originales, Tempus Alba se ha quedado hoy con un grupo de 17 clones que representan – según Aldo Biondolillo –lo más destacado que el Malbec puede brindar en Mendoza en la actualidad.
IL VERO (VERDADERO) MALBEC
Cuando el estudio estaba a mitad de camino, esto es en el 2007, con los mejores 10 clones seleccionados fenotípicamente hasta ese momento, Aldo Biondolillo elaboró un nuevo vino Malbec, que es la joya de Tempus Alba y la consagración del esfuerzo de selección de estos 10 años. VERO es su nombre y sugiere ser el “verdadero (su significado en italiano)” rostro, la verdadera expresión del Malbec argentino. “
El trabajo de selección realizado hasta ahora confirma que la variedad Malbec conlleva excelentes potencialidades que hay que poder expresar. “Me gusta pensar sobre este trabajo de selección como el de una búsqueda de las raíces, de la esencia que el Malbec debería haber poseído ya desde que comenzó a cultivarse en Cahors, Francia”. En un sentido mas emotivo, “VERO es un tributo al origen italiano de la familia, al pasado. Pero también es un homenaje al presente y un desafío al futuro, porque el nombre VERO en realidad, es el resultado de combinar las iniciales de mis nietos, que son la quinta generación de los Biondolillo en Argentina: Vito, Emma y Rocco”. Recae así sobre ellos una gran responsabilidad: “Serán ellos quienes con el mismo amor y pasión por los vinos, sabrán renovar el compromiso de seguir mejorando la calidad de este varietal hasta lograr su máximo potencial enológico”.
VERO es el resultado de diferentes combinaciones de diez clones cuidadosamente seleccionados. Cada clon aporta al vino su peculiaridad respecto a aromas, color, estructura y complejidad. La particularidad de VERO es la posibilidad que ofrece de variar la composición de los clones que conforman el blend de manera tal de poder evidenciar una u otra particularidad, según el estilo del vino idealizado. En un análisis comparativo del perfil polifenólico de VERO en relación a otros vinos iconos de bodegas colegas de Argentina, se destaca una calidad superlativa y un gran equilibrio de todos los parámetros analizados. En manera particular merece atención el índice de etanol – en el VERO mucho más elevado respecto a las otras muestras – lo que indica el porcentaje de taninos coloidales combinados con polisacáridos y/o proteínas, que le confiere al vino una estructura suave, un cuerpo pleno, un final de boca aterciopelado y sobretodo una excelente capacidad para el añejamiento.
No todos tienen la posibilidad de degustar el VERO (verdadero) Malbec argentino. La producción es aún exclusiva, alrededor de 5.000 botellas anuales pero aún con niveles productivos de nicho, la empresa ha encontrado la forma de destacarse en el mercado argentino e internacional.
ADAPTACIÓN A NUEVOS MICROCLIMAS
También en Argentina, como en todos lados, se habla del impacto de cambio climático sobre la vitivinicultura y se elaboran hipótesis sobre las modificaciones que el sector deberá tener en cuenta en el futuro. Según algunas previsiones, la vitivinicultura argentina deberá mudarse hacia el sud este respecto de su actual ubicación en la provincia de Mendoza, pero ellas son por ahora sólo especulaciones. Hay realmente alguien capacitado para decir pronosticar en que consistirá el cambio climático a nivel local, admitiendo que no haya ya empezado? No obstante la duda, sobre una cosa hay común acuerdo: es necesario que cada empresa – más aún siendo pequeña – se interrogue sobre las eventuales medidas que deberá implementar para adaptarse a la nueva situación, en base a su capacidad, posicionamiento, a sus estrategias, etc. Para Tempus Alba la respuesta es otra vez la selección genética, respaldada esta vez por el análisis de la capacidad de adaptación del Malbec a diferentes condiciones climáticas. “Por ahora hemos comenzado a evaluar el comportamiento de las diferentes expresiones clonales del Malbec en microclimas diferenciados”. Tempus Alba posee viñedos en diferentes localidades, situadas entre 800 y 1200 msnm. “En estos terruños tan diferentes por la composición del suelo, las horas de insolación, disponibilidad de agua para riego y su amplitud térmica, estamos analizando las respuestas de los clones seleccionados, tanto en términos agronómicos como enológicos”. En cada localidad los clones están expuestos también a diferentes estrategias de manejo del viñedo, lo que agrega un elemento más a la diferenciación ambiental – por ejemplo someter a las plantas a diferentes regímenes de restricción hídrica o aplicar variadas prácticas de manejo de canopia”. En efecto, si bien es posible apreciar tales diferencias, “es demasiado temprano para hablar de resultados concluyentes”. Se necesitan aún muchos años más de experimentación para saber si una planta se irá adaptando constantemente a un cambio de terruño y cómo. Por ahora, y en base a las degustaciones a ciegas efectuadas actualmente de los vinos micro-vinificados procedentes de un mismo blend de clones implantados a diferentes altitudes, es posible demostrar claramente la existencia de un “efecto terroir”. Una mayor altitud y mayor amplitud térmica influyen positivamente en el vino, donándole mayor concentración e intensidad”.
(RECUADRO PAG 2)
CONOCIMIENTO CON VALOR AGREGADO
Todas las observaciones efectuadas sobre los 20 clones selecciones en
Tempus Alba han sido recolectadas en una base de datos por la cual la empresa esta particularmente orgullosa: “Diez años de trabajo y miles de notas han generado a un conocimiento casi perfecto de los clones seleccionados. Se trata de una cantidad de información única, también considerable como patrimonio de la empresa”. Además la empresa desarrollo, describió y protocoló un método para la selección de clones superiores de vitis vinífera, que sobre el Malbec ha dado excelentes resultados y puede con toda probabilidad ser adaptada a cualquier otra variedad. Un patrimonio triple entonces – informaciones, métodos, clones – que, dadas las incertidumbres de el futuro de la vitivinicultura, podrían representar el alba de un nuevo concepto de gestión empresarial.
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