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Un encuentro con el alma de un Gran Chef Pastelero


Mauricio Asta, “Saber Dar”


Mauricio es sumamente cálido, exhaustivo detallista, sensible por lo estético y de discernimiento muy entrenado que ha evolucionado en sano equilibrio; virtudes que destina día a día a su universo de postres, tortas, muffins, tarteletas y numerosas exquisiteces más.
Mauricio Asta es sinónimo de pastelería, es un Chef Pastelero con todas las letras. De impecable trayectoria ha sabido conquistar una gran audiencia amante y exigente de lo dulce, de las buenas prácticas, del orden, de lo preciso, de lo rico, del placer.
Formado y con práctica en escuelas internacionales de alta cocina supo traducir esa experiencia en alcanzar, además de un excelente producto, un estilo que llega al cliente de un modo emotivo, espontáneo y es bien recibido.
Acaba de inaugurar un local en un característico y simpático espacio de la estación Punta Chica del Tren de la Costa (Zona Norte GBA) y asegura que es el primero de otros más.
Las tareas dentro de las grandes cocinas del mundo han fortalecido su métier, aunque ese “nunca fue su único trabajo” asegura.  Su enriquecimiento personal y su pasión por dar vienen del contacto y la relación con la gente: ya sea dictando clases, realizando presentaciones o grabando programas para tv. -“Mi satisfacción es brindar herramientas para que puedan trabajar, y si esto tiene que ver con la vocación mucho mejor, y si los hace feliz mejor todavía”- nos cuenta.
¿Cómo nace esta vocación en vos?
-“La energía de la vida me fue dando los elementos para recorrer este camino; ese deseo que hay en cada ser humano para seguir con lo que le gusta hacer… Tiene que ver con mis primeras experiencias de la infancia. Mi abuela fue una excelente cocinera. Mi madre lo es también. Ella tiene arraigado elaborar cosas, cocinar para recibir, la comida no es menor: el pan, la sopressata, el vino… yo nací en una familia donde la cultura y la socialización se refuerzan en este marco: la comida es importante. Estoy feliz de haber profesionalizado lo gestado con naturalidad.  Algo que yo vivía como un hobby… y ya estoy en esto hace 20 años…”-
A la hora de reflexionar sobre su rol de referente actual de pastelería nos dice que cuando él comenzó la cocina no tenía ni el glamour ni el auge de hoy y observa que muchos estudiantes hoy persiguen un mito, unestrellato, un puesto de celebrity.
-“La gastronomía real no tiene nada que ver con lo que se ve en televisión. Los lugares no son tan bonitos, la cantidad de los ingredientes no es tal, y la intensidad, el vértigo y el ritmo son fuertes, las relaciones humanas tampoco son tan cordiales. Mi referente, mi modelo a seguir, fue mi vocación”-
¿Qué les dirías a los jóvenes que se inician en esta profesión?
-“Les diría que se fijen si la hospitalidad, el cocinar, el brindarse a través de lo que hacen y el espíritu de colaboración son valores que tienen en su corazón, porque eso es lo que va a sustentar y favorecer toda la carrera… si persiguen un lugar de aplausos, bueno, eso puede llegar, pero con el tiempo y habiendo empeñado esfuerzo, ahínco y dedicación.  Durante el primer tiempo es mucho trabajo con el cuerpo y no es tan grato; el que empieza tiene que hacer las tareas menos divinas de la cocina.  Que hagan un sincero análisis interior preguntándose por qué quieren estudiar cocina… ¿Les divierte el show de cocinar? ¿Piensan que es una carrera fácil y rápida? ¿O tienen disposición de servicio, son amantes de la hospitalidad y tienen vocación de alagar al comensal para que disfrute?
Durante los años de carrera Mauricio Asta fue forjando su nombre y su marca sin intenciones comerciales, aunque fuertemente respaldado tanto por la calidad de su pastelería como por la reivindicación de dar, de proveer y facilitar. La exposición frente a las cámaras lo hicieron dimensionar su generosidad y empatía con el público, con su gente. Nos cuenta “Siempre he dado algo más que una receta técnica: doy alegría, doy sonrisas. Intento complacer a mi audiencia retribuyendo la oportunidad que me dio la vida de poder comunicar mi pastelería, mi trabajo, mis opiniones. Tener la posibilidad de dar es el alimento de mi alma.”-
¿Tenés en claro hacia dónde vas?
-“Sí, siempre tuve en claro hacia donde quería ir. Me doy cuenta de que todo lo que soñé, quise, imaginé y fantaseé terminó cumpliéndose. Confío muchísimo en mis deseos, armo castillos en el aire, me permito visualizarlos y pensar que voy a lograrlos. Cuando detecto este fervor de fantasía me doy cuenta de que estoy en el camino correcto. Es algo muy fuerte y marcado en mí, me conozco. Tengo mucho trabajo interno que me ha ayudado. No me contacto en absoluto con la envidia, aprendo de los demás para saber cómo se hace. Tengo deseos y metas no cumplidas que me indican el camino. La vida se trata de hacer distintas cosas para conseguir lo que uno desea.
Cuando Mauricio, hace algunos años, tuvo la sensación de que “había llegado” no permitió que este pensar avanzara: se plantó y fue por más, porque pudo entender que el enriquecimiento personal es infinito y al fin y al cabo es el único que cuenta, ya que sobre éste conlleva los éxitos materiales.
Innovador y creativo piensa que la gastronomía argentina necesita dar un paso adelante y darle, tanto a pasteleros como a sus creaciones, el lugar que merecen: en la función y el espacio dentro de la cocina, los utensilios, la carta, el lugar profesional, la repercusión en los medios, el reconocimiento en general.
Como Chef Pastelero quisiera que los postres triunfen en la carta (entendida ésta como sugerencia del chef) por una presencia tan relevante como la del plato principal, puesto que la ceremonia termina cuando uno se levanta de la mesa, y no al final de la etapa salada.
Y haciendo referencia a los maridajes opina que habría que moverse de los dulces Semillón, Cosecha Tardía, Espumantes, y abordar (por ejemplo) un Chardonnay o Torrontés: florales, frescos, frutales, ya que perfectamente se pueden ligar éstos con postres de iguales características.
La repostería de Mauricio Asta no tiene secretos. Apuesta en forma permanente a la nobleza de la materia prima, al constante perfeccionamiento de sus prácticas culinarias, al aprendizaje sensible promovido por su audiencia y al único y mejor ingrediente de todos: saber dar.
Les recomiendo se den una vuelta por la pastelería de Mauricio Asta.   Allí despliega todo su encanto y talento en las pequeñas grandes maravillas de la tendencia conocida como micropâtisserie: exquisitos, coloridos y muy de moda macarons en diversos sabores (frambuesa, pistacho, café, limón y chocolate), tentadoras cookies caseras, delicados éclairs, variados muffins y tarteletas, trufas y bombones de fino chocolate y deliciosas mini-versiones de clásicos como el cheesecake o la torta Rogel, aptos para dejarse seducir y darse un gusto… en el tamaño justo.

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