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Mientras las exportaciones de vino vuelan, el consumo interno no detiene su descenso.

Las ventas al mundo marcan nuevos récords gracias al Malbec, la cepa estrella. Como contrapartida, la performance a nivel local, en volúmenes, no mejora

Por Ana Ricci (*) - Especial para Vinos & BodegasiProfesional.com
Muchas son las repercusiones que ha logrado conquistar Argentina en el mundo con su estandarte malbec, y muchos sectores tanto industriales como comerciales se ven inmersos en el crecimiento e incluso beneficiados.
Se encuentran frente a una oportunidad internacional que será un éxito directamente proporcional a la capacidad y la eficiencia de quien se involucre.
A la imagen argentina puertas afuera esto le hace muy bien, porque más allá de coyunturas políticas que nos saturan día a día, hay un ambicioso capital humano comprometido al desarrollo y a la inversión a largo plazo. 
Sin ir más lejos nuestra reputación internacional ha atraído y consolidado la presencia de varias bodegas del vecino país trasandino.

Según datos de consultoras especializadas el volumen total exportado por bodegas chilenas en argentina asciende aproximadamente a u$s74 millones, representando el 11% del total. 

El crecimiento ha sido vertiginoso ya que estas mismas cifras en el 2002 eran de u$s5 millones, participando con el 5% del total.
El Malbec representa aproximadamente el 65% de las exportaciones totales de la industria vitivinícola argentina, y todo indica que esta cifra irá en crecimiento, ya que existe una tendencia de incremento en los últimos años.
Sin embargo los datos de despacho al mercado interno no son tan alentadores.

Si miramos series históricas podemos ver que los volúmenes comercializados en los últimos años lejos están de los de años de gloria de la industria.
Podemos concluir que el consumo de vino en mercado interno se mueve en franco descenso, no así las exportaciones, y no así las ventas al mundo de Malbec.
Cruzando datos de consumo con antecedentes de población vemos que el consumo argentino per cápita en el 2001 fue de 33 litros, versus el último censo que nos muestra un consumo de 24 litros per cápita; datos del 2008 reflejan a países como Francia e Italia por encima de los 50 litros per cápita anuales.
Reflexiono con respecto a todos los datos anteriores y me pregunto, ¿será que éste desparejo resultado entre las exportaciones (que incluyen inversiones) y el consumo interno se deba a un cambio de paladar de los argentinos o falta de coraje para un buen brindis? ¿O pueda quizás deberse a una directa consecuencia de ausencia y alejamiento de desarrollo económico social que facilite y estimule a la población argentina a consumir y saborear de la tan aclamada bebida nacional?

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